Era una de esas noches de luna llena, con millones de estrellas en el cielo, y aunque no había ni una sola nube, era una noche triste, muy triste. Ahí estaba yo, sentado en la banca de ese parque, mirando la luna y las estrellas, con un libro y algunos cigarrillos. Ahí estabas tú, conmigo, pero estabas ausente. Sentía una soledad enorme, aún cuando estabas a mi lado.

Pensaba en lo que pasaba por tu mente, lo que te mantenía tan lejos aún estando tan cerca. Pero nunca pensé que lo que realmente pasaba por tu mente, era aquella persona que algún día atrás fue el amor de tu vida y nunca dejó de serlo.

Aún sentado en esa banca, te ibas en un largo viaje en búsqueda de tu amor. Yo me limitaba a quedarme sentado, leyendo y fumando algún cigarrillo mientras esperaba tu regreso.

Hacía tiempo que no te veía sonreír, desde que esa persona partió para nunca volver, se borró toda señal de felicidad de tu rostro. Tu sonrisa era algo magnifico, capaz de iluminar mi vida en el día más oscuro. No importa si estaba muriendo por dentro, sonreías y me contagiabas tu felicidad. Dejar de sonreír se me hacía imposible. Extraño esos momentos que viví contigo y ya no sé si volverán a repetirse.

Todas las noches, en esa banca, en ese parque, te vas en la búsqueda del amor de tu vida. Yo, me quedo en compañía de un libro y algunos cigarrillos, esperando que el amor de mi vida regrese de su viaje.

Recuerdo cuando la navidad era el momento que más esperaba (aparte de mi cumpleaños). Estaba todo el año ansioso y deseando que llegara diciembre para recibir regalos, ropa nueva y ser feliz una vez más. Sí, era feliz y no lo sabía. Recuerdo que siempre quise uno de esos carros a control remoto, nunca lo recibí, pero seguía siendo feliz.

Hoy la navidad, para mí, es un poco distinta. La felicidad, ya no está, se ha ido, no sé a dónde, pero sé que se ha ido lejos. Desde hace unos tres años, siempre en diciembre, me invade una tristeza muy grande, sin razón aparente. Me siento vacío, incompleto, solo. Salgo con mis amigos y la pasamos bien, pero en medio de las reuniones y salidas, hay momentos en que me siento extremadamente solo, aunque esté rodeando de gente. Siento ganas de llorar, de gritar, pero sin poder hacerlo.

No sé la razón de mi tristeza, tampoco sé cuánto tiempo más pasaré así, solo sé que en diciembre, mi mejor amiga es la soledad.

Dicen que los ojos son la ventana del alma. Que a través de ellos puedes ver el interior de una persona, lo que siente, quién es realmente, que puedes conocer su pasado con solo mirar fijamente sus ojos.

No estoy tan seguro de que todo eso sea cierto, pero si de algo estoy seguro, es que los únicos ojos que me encanta mirar, son los suyos.


Todo empezó una noche durante una reunión con unos amigos, ahí lo conocí, es hermano de un amigo. Desde esa noche me llamó la atención, pero inmediatamente supe que sería difícil; complicado.

El tiempo pasó y seguimos viéndonos, pues el grupo se integró bastante y siempre salíamos juntos. Por varias cosas que fueron pasando, él y yo empezamos a vernos seguido, aunque no saliéramos con el grupo. Yo iba a su casa, él venía a la mía, salíamos juntos, solos él y yo y debido a eso me fui enamorando, aunque sabía que no sería posible.

He intentado muchas cosas para superarlo. He dejado de hablarle, me he alejado sin mostrar alguna razón, pero es inútil, ya que siempre que nos vemos de nuevo vuelvo a caer. Es de esas cosas difíciles de superar.

He pensado en decirle lo que siento, pero por la diferencia de edades no sé cómo lo tomará.

Me gustaría decirle: "¿Sabes? Desde que te conocí he sentido algo muy especial por ti. Algo que con el tiempo fue creciendo y se hizo cada vez más difícil de superar. Te quiero, de verdad te quiero y soy capaz de darlo todo y hacer cualquier cosa por ti, pero sé que es difícil y tengo miedo. Disculpa de verdad si te incomodo o si te molesta, pero no quería que nuestra amistad siguiera adelante sin que supieras lo que siento. Ya lo que pase de ahora en adelante vendrá de parte tuya y yo lo aceptaré sin remordimientos."

Pero ese mismo miedo no me deja expresarme ni decirle nada. Por ahora seguiré así, amando en silencio y tratando de superar este amor imposible.