Siempre creí que podría superar esto, que podría seguir adelante sin mucho problema, pero la verdad es que cada vez es más difícil.

Si alguien me hubiera dicho hace un año que iba a enamorarme así, no le hubiera creído y me hubiese reído, pero así fue: me enamoré. Me enamoré de su mirada, de su sonrisa. Cada gesto que hace me enamora más y más.

Cada vez que toma mi mano y me permite hacerle caricias. Cuando pierde la timidez y me acaricia también. Cada vez que juego con su cabello tan suave, no puedo evitar sentirme feliz.

Es que en su compañía me siento feliz, aunque no seamos nada más que amigos. Y no podamos ser nada más que eso. Soy feliz cada vez que sonríe, porque hace que me olvide de todos mis problemas. Soy feliz cuando me mira, porque siento que nada más en el mundo tiene importancia, solo sus ojos posados sobre mí. Soy feliz cuando toma mi mano, porque, a veces, solo a veces, siento que soy la persona más afortunada del mundo. Soy feliz a su lado, aunque no podamos estar juntos.

Por eso, desde que lo conocí, supe lo que es la verdadera felicidad.