Para mí, cualquier día puede ser perfecto. Empezando con un beso de buenos días de mi mamá, otro beso a mi papá y no pueden faltar mis hermanas y mis hermosas sobrinas. Un buen desayuno. Quizás unos huevos revueltos con tostadas, o solo un tazón de leche y cereal. Jugar con mi sobrina, la más pequeña. Hacerla sonreír, y que sus dos únicos dientes me llenen de felicidad.

Almorzar todos juntos, sentados en la mesa, y charlar un poco sobre cualquier tema. Ya sea algo que pasó, una noticia o simplemente contar un chiste. Almorzar en familia siempre será uno de esos momentos que me llenan de dicha.

Un día, para mí, no puede ser perfecto si no hay fútbol. Un partido del Real Madrid o de mi Vinotinto, que gane mi equipo y luego ir a jugar fútbol con mis amigos para celebrar. Pues, si no hay fútbol, mi día está incompleto. Y si mi día está incompleto, no puede ser perfecto.

Regresar a casa, darme una ducha refrescante y comer algo rico por la noche. Sentarme a ver televisión con mi papá, tal vez un partido de béisbol. Un clásico Magallanes - Caracas, nunca nos lo perdemos, y siempre los vemos juntos, comentando y hablando sobre el juego y los jugadores.

Para que un día sea perfecto, no hacen falta muchas cosas. Solo estar con los míos, las personas a quienes quiero, hacer lo que me gusta y disfrutar. Si tengo todo esto, posiblemente, todos mis días serán perfectos.

Leave a Reply